La preparación apropiada de un niño para un examen o procedimiento puede reducir su ansiedad, estimular su cooperación y ayudarlo a desarrollar habilidades para enfrentarlo.

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Antes del examen, se debe saber que es muy posible que el niño llore y que la preparación posiblemente no cambie el hecho de que el niño sienta algo de molestia o dolor. Se puede intentar el uso del juego para hacerle una demostración sobre lo que va a suceder durante el examen y descubrir las preocupaciones que pueda tener con respecto al procedimiento.

La forma más importante en que un padre puede ayudar a su niño es preparándolo con anticipación y brindándole apoyo en el momento del procedimiento. La explicación del procedimiento puede servir para reducir la ansiedad del niño y se le debe permitir al mismo niño participar y tomar parte en todas las decisiones que sea posible.

Preparación antes del procedimiento

Las explicaciones acerca del procedimiento deben limitarse a 20 minutos cada una, en varias sesiones, de ser necesario. Los niños en edad escolar tienen un buen concepto del tiempo, lo que permite la preparación previa al procedimiento. Cuanto mayor sea el niño, más temprano se podrá comenzar a prepararlo.

A continuación se encuentran algunas pautas generales para preparar a un niño para un examen o procedimiento:

•Explicar el procedimiento en términos que el niño entienda, utilizando terminología concreta y evitando términos abstractos.

•Asegurarse de que el niño entienda qué parte del cuerpo exactamente va a estar involucrada y que el procedimiento se limitará a dicha área.

•Describir lo que se siente durante el examen lo mejor posible.

•Si el procedimiento afecta una parte del cuerpo que cumple una función destacada, como el lenguaje, la audición o la micción, se debe explicar los cambios que se van a presentar después y el tiempo que van a durar estos efectos.

•Se le debe permitir al niño gritar, llorar o de otro modo expresar cualquier dolor en forma verbal.

•Permitir al niño practicar diferentes posiciones o movimientos que son necesarios para ese examen o procedimiento en particular, como la posición fetal para una punción lumbar (punción espinal).

•Hacer énfasis sobre los beneficios del procedimiento y todo lo que puede darle placer al niño posteriormente, como el hecho de sentirse mejor o poder irse a casa. Es posible que los padres deseen ofrecerle al niño un helado o cualquier otra invitación, pero no se debe condicionar esto a "sentirse bien" durante el examen.

•Sugerir maneras de mantenerse calmado como contar, respirar profundamente o relajarse (pensar en cosas placenteras)

•Permitir al niño participar en tareas simples.

•Incluir al niño en el proceso de toma de decisiones, como la hora del día o la parte del cuerpo donde ha de realizarse el procedimiento (dependiendo del tipo de procedimiento a efectuarse).

•Alentar su participación durante el proceso, como sostener un instrumento, si se lo permiten.

•Permitir que el niño tome la mano de sus padres o de alguien más que esté ayudando, ya que este tipo de contacto físico puede ayudar a reducir el dolor y la ansiedad.


La preparación con juego

Los juegos y la comunicación en tercera persona pueden ser una manera maravillosa de demostrar el procedimiento al niño y de identificar sus inquietudes.

Para los niños pequeños en edad escolar, esta técnica es muy apropiada, aunque los niños más grandes pueden ver esto como algo infantil. Se deben considerar las necesidades intelectuales del niño antes de implementar este tipo de comunicación.

Los niños mayores pueden sentirse mejor con videos donde sus compañeros les explican, demuestran y se someten al mismo procedimiento, por lo que se aconseja preguntar al médico si tiene este tipo de videos disponibles para que el niño las vea.

Es necesario adaptar esta técnica del juego a cada niño y la mayoría de los centros de salud que están orientados hacia la atención de niños, como los hospitales infantiles, usan esta misma técnica para prepararlos. Este tipo de comunicación puede tomar algo de práctica.

Los niños tienden a ser elusivos y evasivos cuando les hacen preguntas directas sobre sus sentimientos. Por supuesto, a algunos niños les encanta compartir sus sentimientos con sus padres, pero a medida que aumentan la ansiedad y el miedo es común que el niño se retraiga.

La mayoría de los niños pequeños tienen un objeto o juguete importante que mantienen cerca de ellos que puede servir como herramienta para un tipo de interacción llamada comunicación en tercera persona. Puede ser menos amenazante para un niño expresar sus inquietudes a través de un juguete u objeto que comunicarlas de forma directa. Por ejemplo, imaginemos el caso de una niña de siete años asustada, a punto de que le saquen sangre, sosteniendo su muñeca adorada. La niña podría ser capaz de entender si se le explicara la forma como la muñeca podría "sentirse" durante el examen.

Los objetos o muñecas podrían servir para explicar el procedimiento. Los niños en edad escolar aún tienen pensamientos muy concretos, lo que implica que toman toda la información de forma literal, sin hacer deducciones ni generalizaciones.

Una vez que el adulto está familiarizado con el procedimiento, puede demostrar sobre un objeto lo que el niño va a experimentar durante el procedimiento. Por ejemplo, puede mostrar posiciones, vendajes, estetoscopios y limpieza de la piel.

También hay juguetes médicos o se le puede pedir al médico si puede compartir algunos implementos médicos no invasivos utilizados en el examen para una demostración. Una vez terminada la demostración, se le debe permitir al niño jugar con algunos de estos implementos no invasivos. Se recomienda observar al niño para buscar pistas sobre sus inquietudes y temores.

Los dibujos son otra de las maneras que tienen los niños de expresarse. Se le debe pedir al niño que dibuje el procedimiento una vez que el adulto lo ha explicado y demostrado, a la vez que sirve para que el adulto pueda identificar inquietudes o conceptos errados que el niño pueda tener y que los manifiesta a través de su expresión artística.

Durante el procedimiento

Si el procedimiento se realiza en el hospital o en el consultorio del médico, lo más probable es que el adulto tenga la oportunidad de estar presente, pero se le debe preguntar al médico en caso de no estar seguro. En cuanto a esto, el niño puede o no desear la presencia del adulto y lo mejor es respetar sus deseos.

Por respeto a la creciente necesidad de privacidad del niño, no se debe permitir que otros compañeros o hermanos presencien el procedimiento, a menos que el niño lo solicite para sentirse más cómodo y sea permitido.

El adulto debe evitar mostrar la ansiedad, ya que esto sólo hará que el niño se sienta más perturbado.

Otras consideraciones:

•Solicitar al médico que limite el número de personas extrañas que entran y salen de la habitación durante el procedimiento, pues su presencia puede aumentar la ansiedad.

•Solicitar que el médico que ha compartido más tiempo con el niño esté presente durante el procedimiento.

•Solicitar el uso de anestesia, cuando sea adecuado, para reducir el nivel de molestia que el niño pueda sentir.

•Solicitar que los procedimientos dolorosos no se realicen en la cama o en el cuarto del hospital para que el niño no asocie el dolor con estas áreas.

6 a 12 años

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